domingo, noviembre 18, 2007

Los pequeños soninké de Malí o la inagotable cantera de los cayucos

"Un buen soninké no tiene miedo a la muerte, sólo teme a la pobreza", asegura Aboubacar Dramé, un inmigrante menor de edad acogido en el centro de Arinaga.

JOSÉ NARANJO / LAS PALMAS DE GRAN CANARIA/ LA PROVINCIA - Región de Kayes (Malí). Julio de 2007. Las gotas de lluvia golpean furiosas contra el techo de barro. Ha sido un día de calor intenso, aplastante, pero a eso de las siete de la tarde, sin que el termómetro baje un grado, el cielo se abre y empiezan a caer baldes de agua.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena lectura para reflexionar en un tranquilo domingo. ¿Lo leerán los políticos?
¡Bravo Jose Naranjo, buen trabajo!
A ver si nos conciencias a todos, que falta hace...

Anónimo dijo...

Estas personitas no vienen "a invadirnos" como piensan en sus adentros los más puritanos envidiosos e ignorantes criticones de la sociedad de la apariencia de donde sea.
Esta gente tiene un alma tan noble que deslumbraría al más chismoso, acallaría los brotes racistas y nos haría reflexionar sobre adónde hemos llegado nosotros y cómo lo hemos conseguido.
No se meten con nadie, son agradecidos y guardan sus dramas en lo más adrentro de su ser. A ver si los tratamos como iguales que son y nos dejamos de boberías.