Nada puede la Alianza de Civilizaciones ante el enésimo chantaje de Marruecos a España

Pedro González
Aunque haya sido por el propio interés, es probable que no exista en el mundo un ejemplo mayor de generosa cooperación que el de España hacia Marruecos, especialmente en las últimas tres décadas. Más de ochocientas empresas españolas están asentadas al otro lado del Estrecho; cerca de un millón de marroquíes, unos venidos en patera, otros con contrato de trabajo, se ganan la vida en España y remiten cual maná cuantiosas remesas anuales a sus pueblos de origen, y en fin, más de la mitad de toda la cooperación española se vuelca en proyectos asentados en territorio marroquí. España se ha mordido mucho la lengua también cuando los productos agrícolas marroquíes han ido ganando importantes cuotas de mercado en la Unión Europea a costa precisamente de un único real damnificado: la agricultura española, que por cierto puede sufrir otro revés esta misma semana si Bruselas aprueba los nuevos contingentes de las exportaciones agrícolas marroquíes.