jueves, mayo 13, 2010

Ya no te necesito

Cristina Sánchez / Alfa y Omega
Para ofrecer seguridad a una Europa resquebrajada por la crisis, los Gobiernos se empeñan en luchar contra la inmigración irregular, blanco mucho más fácil que reconocer los propios errores que han llevado al continente a la ruina. Blindar las fronteras, endurecer las leyes de inmigración, utilizar a las personas como mano de obra cuando se las necesita, e invitarlas a marcharse cuando no, son las consecuencias directas de la sociedad mercantilista que invade Europa. El Papa Pablo VI se adelantaba a la actual situación en la encíclica Populorum progressio: «No insistiremos nunca demasiado en el deber de hospitalidad -deber de solidaridad humana y de caridad cristiana- de los países que acogen a extranjeros». Y es que, algunas veces olvidamos que, nosotros, también fuimos inmigrantes

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