domingo, septiembre 26, 2010

Marcela, el drama de la inmigración

RAMÓN MORENO CASTILLA
HAGO un breve paréntesis en los asuntos que habitualmente abordo en esta columna dominical para ocuparme en esta ocasión de una conmovedora historia que, al conocerla, me ha estremecido hasta lo más profundo de mi ser. Y si bien en alguna ocasión he criticado y hasta denunciado la devastadora avalancha de foráneos que se nos ha venido encima -con la anuencia de España, repito-, por todo lo que ello implica no puedo ser insensible a esa tragedia humana que subyace en el drama de la emigración, primero, y de la inmigración, después. Porque, aunque parezca una obviedad, sin emigración no habría inmigración. Es como un perverso "trueque" de la "e" por la "in" de drásticas consecuencias tanto para las familias de origen, que ven cómo sus seres queridos abandonan el hogar en busca de nuevos y mejores horizontes, como para los propios emigrantes, expuestos a toda clase de penurias y calamidades y, en la mayoría de los casos, explotados laboral y/o sexualmente de forma impune.

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