viernes, febrero 04, 2011

LA PUERTA DE SALIDA

MANUEL ALCÁNTARA
Como en la copla, ellos vinieron en un barco de nombre extranjero, aunque no estaba escrito en la proa porque era un cayuco o una patera. Son los inmigrantes que huyeron de sus inestables patrias creyendo que aquí iban a encontrar otra. Les acogimos con los brazos abiertos y los bolsillos semicerrados. Nos creíamos tan ricos que desdeñamos oficios dignos, pero no dignos de nosotros. Con la excusa de que no sudaban, los empleamos en lo cultivos de fresones o de los claveles y les proporcionamos una vivienda con techo de plástico o bien les metimos en la cocina para que fueran haciéndose una idea de cómo se come en los países desarrollados. El caso es que ahora sobran. Más de 3.000 inmigrantes están en lista de espera para volver a eso que se llama «sus sitios de origen». Un lugar que nunca se escoge.

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