domingo, marzo 20, 2011

Redadas indiscriminadas

Miguel Ángel Riera
No hace muchos días observé en al puerta del comedor de Cáritas de Ibiza a una pareja de la policía nacional, a lo que no di mayor importancia por que todos sabemos que, a veces, se crean conflictos entre los usuarios de los servicios que esta institución de la Iglesia presta a los más necesitados, ya que junto a la pobreza material va el problema del alcohol y de las drogas. Pero pocos días después leí que Cáritas Española ha denunciado el aumento de los controles policiales a inmigrantes en sus centros e inmediaciones, así como en locutorios, parques e intercambiadores de transporte. La frecuencia de estos controles ha generado el miedo entre los extranjeros a la hora de acudir a comedores sociales y centros de ayuda. Para Cáritas estas prácticas aumentan el riesgo de generar sentimientos racistas contra los inmigrantes y son un reflejo de una política migratoria preocupada por lanzar un mensaje a la sociedad de control de la migración irregular y de eficacia en la expulsión visibilizando al migrante en situación irregular como un presunto delincuente, cuando lo único que les ofrecemos es ilegalidad sin poder llegar a regular su situación.

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