viernes, marzo 11, 2011

Refugiados afganos en Bruselas aconsejan a los tunecinos y a los libios que se queden donde están

A pocas manzanas de la elegante Avenida Louise de Bruselas, cuyas tiendas de lujo están llenas de compradores, 120 afganos que han solicitado asilo viven en un edificio abandonado. Aquí, en el corazón de la Europa socializada que Paul Krugman definió recientemente como “la sociedad más decente de la historia humana”, viven familias con niños sin agua, cocinas o baños. No tienen estatus legal, asi que no pueden trabajar. No tienen papeles, asi que no pueden sacar libros de la biblioteca.

“Si hubiese sabido cuál iba a ser mi situación no habría venido aquí”, asegura Mahja, de 36 años. “Hubiera preferido aceptar la muerte en mi país de origen”.

En definitiva, eso significa que cada año cientos de personas “se quedan en el limbo”, lo cual es inaceptable desde el punto de vista humano y humanitario, apunta Melita Sunjic, portavoz de ACNUR en Bruselas. “Básicamente, no tienen derechos, salvo el derecho a irse a vivir debajo de un puente”.

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