miércoles, julio 13, 2011

¿Podría sobrevivir la Unión Europea sin pesca, maderas, coltán, café...?

Ninguno pondríamos objeciones a ser vecinos del argelino Zidane, de los negros Denzel Washington, Thierry Henry, Michael Jordan, Whitney Houston, la escritora Toni Morrison, familia Obama, Kofi Annan, Nelson Mandela, Desmond Tutu, Julius Nyerere y el nigeriano Ben Okri; los judíos Barenboim, Einstein, Philip Roth, Noah Gordon, Norman Mailer, Paul Auster, Jaiffer, Barbara Streisand, Woody Allen, Steven Spielberg, Eric Hobsbawm; los musulmanes Salman Rushdie, Omar Sharif, Naguib Mahfuz, Sami Naïr; los hindúes Tagore, Gandhi, Nheru, sin los que el mundo estaría empobrecido.
No se trata del color de la piel, ni de los hábitos alimenticios o de prácticas religiosas sino de una cuestión económica y de educación. Ante el miedo que nos produce lo desconocido dictamos reglas como ha hecho la OMC con sus productos agrícolas para favorecer nuestras exportaciones. No así con el petróleo, el gas y las materias primas que hemos convertido en imprescindibles para nuestro modo de vida y de despilfarro.

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