Día 25/10/2013 m. ruiz castro / madrid
Los muertos no hablan. Por eso en el cementerio del Santo Cristo de las Ánimas impera la inquietud del silencio, ese que ni los pájaros se atreven a romper por respeto a quienes descansan bajo tierra. Las flores languidecen sobre las tumbas o frente a los nichos. No hay construcciones a la vista desde lo alto de este cerro de Tarifa; solo campo y cielo.
Pero en este cementerio de Tarifa hay varios nichos distintos, alineados en las hileras más altas de la estructura de hormigón, que son también las más baratas y de más difícil acceso. Sólo una frase, grabada en azul mar sobre el mármol blanco: «Inmigrante de Marruecos». Sin nombre; en el mejor de los casos el día en que se encontró el cadáver. Nadie sabe quién descansa al otro lado del frío mármol. Si tendrá amigos y familia que no le olvidan. Si fue o no un buen hombre. Si alguien le recordará.
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