miércoles, julio 02, 2014

Italia rescata a 5.000 inmigrantes en un fin de semana

Pablo Ordaz Roma 30 JUN 2014 Después de que, el pasado octubre, casi 400 inmigrantes africanos murieran en dos grandes naufragios consecutivos frente a las costas de Lampedusa, Italia puso en marcha en solitario, sin apenas ayuda de la Unión Europea (UE), un dispositivo de rescate permanente llamado Mare Nostrum. En lo que va de año, la Marina italiana ha socorrido a 67.696 personas que intentaban atravesar el canal de Sicilia hacinadas a bordo de maltrechas barcazas. Pero no siempre se llega a tiempo. De los 5.000 inmigrantes rescatados durante el fin de semana pasado, 30 fueron encontrados muertos a bordo de un viejo pesquero de madera de apenas 30 metros de eslora ocupado por 600 compañeros de infortunio. Las constantes peticiones de ayuda del primer ministro, Matteo Renzi —“Europa me dice todo sobre cómo tengo que pescar el pez espada, pero no me ayuda a salvar niños en el Mediterráneo”, declaró a este diario en una reciente entrevista— han sido ignoradas hasta el momento. Se desconoce si los 30 inmigrantes fallecieron por asfixia o ahogados. Un barco de la Operación Mare Nostrum tiene previsto llegar este martes al puerto de Pozzalo para remolcar la embarcación con los cadáveres y los 566 supervivientes que siguen a bordo. El resto de los inmigrantes rescatados entre el sábado y el domingo estaban siendo trasladados a varios puertos. La comisaria de Interior, Cecilia Malmström, anunció que la Comisión facilitará a Italia cuatro millones de euros de ayuda para afrontar esta emergencia mientras aseguró qué busca modos de aumentar la contribución para ese fin. Malmström sostuvo que “estas nuevas muertes ilustran claramente que los traficantes [de personas] y los criminales no tienen ningún respeto por las vidas humanas y que nosotros tenemos que incrementar inmediatamente nuestros esfuerzos para luchar contra sus actividades mortíferas”. El primer ministro Renzi pidió la semana pasada mayores aportaciones para la agencia Frontex, que controla las fronteras e instó a Naciones Unidas a intervenir en Libia, donde los traficantes cobran 1.000 euros por la travesía a Europa. La caída del dictador Muamar el Gadafi en 2011 disparó la afluencia de emigrantes a través del país africano.

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