sábado, diciembre 12, 2015

Nuevo pico en llegadas de menores a EUA

11 de Diciembre de 2015 / Héctor Silva Ávalos Las cifras siguen palpitando, porque los niños centroamericanos no han parado de caminar las rutas que los traen hacia el norte. Y, por primera vez desde el año pasado, la cifra de menores indocumentados detenidos en la frontera entre Estados Unidos y México ha crecido en forma considerable. En octubre de 2014, en el ocaso de la crisis inicial provocada por la llegada masiva de jóvenes indocumentados sin compañía procedentes de Centroamérica, la Patrulla Fronteriza detuvo a 2,519 menores. Durante el mismo mes de 2015, hubo 4,973 detenciones, según la Agencia de Aduanas y Migración (USCIS, en inglés). Un aumento del 97 %. USCIS ya había advertido de un crecimiento sostenido en las cifras, que habían disminuido a partir del inicio de 2015 debido, sobre todo, a que los arrestos de menores migrantes aumentaron en la frontera entre México y Guatemala. Hasta ahora, sin embargo, el salto en los números no había sido tan abrupto. “En los últimos meses, USCIS ha notado el aumento en el número de menores sin compañía (UAC, en inglés) y de unidades familiares detenidas a lo largo de la frontera suroeste. DHS está monitoreando la situación de cerca”, dice el reporte estadístico sobre migraciones que el Gobierno estadounidense hace público cada mes. Durante el verano de 2014 (mayo a agosto) la cifra de UAC aumentó a tal punto que el presidente Barack Obama advirtió que en la frontera sur se estaba gestando una crisis humanitaria debido al hacinamiento de los jóvenes en refugios temporales. La respuesta inmediata de la Casa Blanca fue pedir un refuerzo presupuestario para atender la emergencia. Una parte de los fondos sirvieron para reforzar las cortes migratorias que procesan, entre otros casos, los procesos de deportación de los jóvenes migrantes. La administración Obama también emprendió dos ofensivas diplomáticas paralelas para enfrentar la crisis. Por un lado, gestionó que el Gobierno de México reforzara su frontera sur, lo cual provocó que las deportaciones de jóvenes centroamericanos aumentaran hasta en un 67 % el año siguiente, según cifras oficiales mexicanas. Y, por otro lado, Obama pidió al Congreso un refuerzo de $1,000 millones en cooperación para los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras –países de origen de la mayoría de menores– con el fin de ayudarles a enfrentar las causas principales de la migración de esos jóvenes: violencia, sofisticación en redes de traficantes de ilegales y reunificación familiar, de acuerdo con tres reportes publicados por la Oficina de Auditoría Gubernamental del Congreso entre febrero y octubre de este año. Durante la primera mitad de 2015 las medidas, sobre todo la estrategia mexicana, provocaron que las cifras bajaran en la frontera sur de Estados Unidos. Octubre, sin embargo, marca ya un punto de inflexión. Otro problema en suelo estadounidense Las consecuencias negativas de la migración juvenil indocumentada ya se hacen sentir también en las comunidades de centroamericanos asentados en Estados Unidos, sobre todo en estados como California, Maryland, Virginia y Texas. Desde finales de 2014, funcionarios locales han advertido, por ejemplo, sobre la incapacidad de los condados –encargados por Constitución de administrar la educación– de proveer a sus escuelas con el recurso humano y financiero para adaptar a jóvenes que llegan a las escuelas secundarias y bachilleratos locales con nulo conocimiento del inglés o con síntomas de estrés postraumático asociados a la violencia que dejaron en sus países o a las inclemencias del viaje por tierra a través de México. Y desde inicios del presente año escolar, en septiembre pasado, ha surgido en algunas comunidades la preocupación de que estos menores se conviertan en víctimas de redes criminales sofisticadas, ya sea porque terminen reclutados por pandillas juveniles como la MS-13 o el Barrio 18, o porque sean víctimas de redes de traficantes de personas. “Estos jóvenes enfrentan muchos retos por no hablar inglés, por su baja escolaridad y porque han estado sometidos a mucha violencia. El sistema (escolar) está presionado porque no tiene suficientes profesores bilingües u otros recursos clave”, dice un comunicado de una fuerza de tarea especial creada en Silver Spring, una ciudad de Maryland aledaña a Washington. En Maryland, un estado que ha recibido poco menos de 5,700 UAC entre 2014 y lo que va de 2015, miembros del Congreso local han llamado ya a sesiones públicas de emergencia para advertir sobre los riesgos que corren los recién llegados de terminar en redes de prostitución infantil o de trabajo forzado. Los jóvenes que son detenidos en la frontera son entregados a familiares o tutores mientras las cortes migratorias procesan sus deportaciones (ver nota aparte). En muchos casos, advierte la fuerza de tarea de Silver Spring, la adaptación en esos nuevos hogares es muy difícil, “lo que los hace susceptibles de quedarse sin hogar y de convertirse en víctimas de las pandillas o de ser victimizados en el tráfico sexual por falta de una red de seguridad social que responda a sus complejas necesidades”, advierten. De acuerdo con las tendencias estadísticas de los últimos dos años, el 15 % de los menores que llegan a la frontera sur ha terminado en el área metropolitana de Washington (Maryland, Virginia y el Distrito de Columbia), donde ya las autoridades empiezan a advertir que los traumas y la violencia que rodean a estos jóvenes no necesariamente se quedan en Centroamérica. http://www.laprensagrafica.com/2015/12/11/nac0812-menoreseua01

No hay comentarios: